Nunca piense ni hable de lo que falta...

Nunca piense ni hable de lo que falta porque el gran peligro es que la falta se vuelva realidad. Nunca debe alimentar una idea o expresarla a menos que quiera que ella se materialice en su vida.  Usted tiende a convertirse en lo que piensa y afirma, ¡Si pudiera creer! ¡Si quisiera creer! Entonces nada sería imposible para usted. 


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